Trato Familiar de la Palabra de DiosEn el origen del Oratorio estaba la Palabra

INTRODUCCIÓN

“TRATO FAMILIAR DE LA PALABRA DE DIOS”, ser y quehacer del Oratorio, origen, sostén y crecimiento, razón e identidad del mismo.

Podríamos seguir describiendo hasta el infinito este delgado y fino rasgo de lo oratoriano filipense y, sin embargo, nunca del todo aprehendido. Y es que no se abarca o se aprehende este dato solamente con traer a colación una retahíla incesante de “datos históricos”, sino que cada generación de oratorianos hemos de aprehenderlo desde la experiencia, y no sólo por el contacto con las fuentes, por muy auténticas que éstas sean. Aprender desde las fuentes es el primer paso, lo cual me parece ya suficientemente aprendido, para alcanzar, a partir de nuestra propia experiencia, el centro del Carisma Oratoriano Filipense: El “Trato Familiar de la Palabra de Dios”.
Trato Familiar con la Palabra de Dios
En esta presentación, más que ofrecer un elenco de las fuentes, asunto que dejo para hermanos más autorizados por su conocimiento de las mismas, procuraré animar a la práctica para aprehender el Carisma.

EN EL ORIGEN

“En el ORIGEN del Oratorio estaba la Palabra”. De muchas maneras y en muchas ocasiones hemos entrado en contacto con esta verdad y, sin embargo, siempre nos suena como algo nuevo, lo cual no es inmadurez nuestra, sino que es tan atractiva la expresión a nuestros corazones, que se convierte en búsqueda nunca satisfecha del todo. De esta manera, nuestra generación se mueve entre el contacto con los orígenes del Oratorio y la sed de actualizar, a fuerza de ensayar, tan original Carisma.

Ciertamente podemos reconocer, con precisión, las distintas “actividades” en las que el Padre Felipe Neri expresaba la fuerza de su Carisma Personal: Movido por el Espíritu se extasiaba en la celebración de la Eucaristía; asistía, con incansable celo, el confesionario; atendía, con auténtica alegría cristiana, a los peregrinos; recorría, dispuesto el corazón para el encuentro con las personas, y de todas las clases sociales, las calles de la Ciudad; se le podía encontrar, diariamente y a cualquier hora, en los hospitales; entre los niños y el Padre Felipe se daba una natural atracción mutua; etc., etc., etc.. Si nosotros quisiéramos realizar todas estas “actividades” para imitar a nuestro Santo Padre Felipe, no nos alcanzarían las horas de cada día ni la vida misma. ¿De dónde, pues, nacía esta Caridad? ¿Tendremos qué llevar a cabo todas estas actividades para vivir el Carisma Oratoriano Filipense? Podríamos, en un afán de abrazar el Carisma, seguir preguntándonos acerca de estas cosas. Sin embargo, la pregunta por el Cómo y el Qué del Carisma oratoriano Filipense se convierte, en esta ocasión, en una pregunta por “el origen” de toda esa actividad en la Caridad y en la Alegría, del Padre Felipe Neri: “Dime, Torrente de Caridad y de Alegría Cristiana, ¿DONDE está tu FUENTE?; ¿DONDE naces, impetuosa corriente de Amor? ¡Dímelo, pues ya no me basta con admirar tu Caridad, sino que quiero yo también encontrarme con tu Origen!. ¡Revélame el Misterio que te invade!

¡EN EL ORIGEN ESTA LA PALABRA, y LA PALABRA es el mismo DIOS! Es preciso acercarse a Dios, ESTAR CON DIOS, HABITAR EN LA PALABRA. Del que bebe de esta Fuente “BROTARAN RIOS DE AGUA VIVA”.

El Padre Felipe Neri “HACE” lo que brota de su ENCUENTRO CON EL MISTERIO, “HABLA” las palabras que ha bebido de la FUENTE. En él, la Palabra y Dios son una misma realidad; es en este ENCUENTRO FAMIIAR CON LA PALABRA, donde se encuentra con el Origen. LA CARIDAD DE DIOS ES LA FUENTE, EL ORIGEN DE LA CARIDAD DEL PADRE FELIPE. Y cuando hablamos de la “Caridad de Dios” no hablamos de “Caridad” por un lado y de “Dios” por otro, sino de DIOS mismo que es AMOR.

COMUNICAR UNA EXPERIENCIAPOLONIA_DSCN0141

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida…os lo anunciamos…” (1 Jn. 1,1-4).

El Padre Felipe Neri, su vida toda, su apostolado, sus éxtasis místicos, su Caridad, etc., no son sino la expresión, la comunicación de la experiencia vivida en la Fuente del Amor Divino. Su boca no alcanza a pronunciar, a narrar aquello por lo que su corazón palpita: “Meum secretum mihi”. Y no es simplemente que no quiera comunicar lo que ha experimentado en y junto a la Fuente y el Misterio, sino que él sabe que éste es un camino que sólo cada uno puede recorrer. El no lleva a la Fuente, sino que comunica, hace, lo que ha visto y bebido en su encuentro con la PALABRA DE VIDA.

Para el Padre Felipe Neri, la Palabra es, insistimos, Dios mismo, a quien recurre como quien se deja invadir por una Presencia. Para él, la Palabra, el Libro, no es la mera materialidad del Sagrado; sino que esta Presencia que lo envuelve y en la que se mueve lo aborda en cualquier momento: un salmo, una jaculatoria, un crucifijo, la vida de un santo, las reliquias de los mártires; la Liturgia, etc.

La referencia de toda su vida a Dios constituye para el Padre Felipe Neri ese “Trato Familiar con la Palabra de Dios”. Es Dios mismo esa Palabra con la que él se relaciona vitalmente. No es tal o cual texto de la Biblia, éste o aquel libro de algún santo lo que hace en Felipe lo “Familiar” en su trato con la Palabra, sino su relación vital con Dios lo que estructura su vida misma.

Así como el Apóstol San Juan nos comunica en su Primera Carta “Lo que hemos visto y oído…”, así también el Padre Felipe Neri comunica lo que ha “vivido y sentido” en su intimidad con Dios. Su corazón se mueve y palpita en el corazón divino. Y nos podemos preguntar, ¿Es esto realmente así? Basta con reconocer el torrente de Amor Divino que corre por la vida de Felipe para encontrarnos con una vida que nace del Misterio, de lo escondido en lo más espeso del bosque. Así, de la convivencia vital con el Origen de la vida, la vida del Padre Felipe se derrama como un torrente de Amor que inunda toda la Ciudad.

Desde el corazón del Padre Felipe, que habita en el Corazón del Amor Divino, la Ciudad de Roma comienza a palpitar a un ritmo diferente, al Ritmo del Amor Divino, porque éste es el pálpito del corazón de Felipe. Así, cuando Felipe Neri habla al corazón de Roma, toca el corazón de las gentes con el palpitar del Corazón de Dios, porque Éste es el ritmo de su vida, su corazón se mueve en el ámbito de lo divino. El Corazón de Dios, es LA PALABRA que habla al corazón de Felipe Neri y, de esta FAMILIARIDAD de corazones, el Padre Felipe Neri habla “FAMILIARMENTE” al corazón de la gente.

P. Juan Martínez Cardoso c.o.